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Panamá, sorprendente

Un reciente viaje a Panamá desmontó muchos prejuicios que tenía sobre el destino. En realidad, no tenía pensado visitar el país, pero como iba a asistir a un evento turístico allí, pensé: «¿por qué no ir un poco antes y aprovechar para dar una vuelta?». Resultó ser un acierto.

Cuando pienso en Panamá, una de las primeras cosas que me viene a la mente es el canal, y me imaginaba un canal estrecho, recto y uniforme que unía el Pacífico con el Caribe. No era nada como esperaba. La historia del canal es fascinante, y la magnitud y los retos del proyecto son difíciles de comprender sin verlo con tus propios ojos.

Panamá es uno de los países de América con mayor porcentaje de territorio protegido, lo que probablemente explica que la fauna fuera mucho más abundante y variada de lo que esperaba. Los tamarinos, los monos capuchinos de cara blanca y los monos aulladores son solo algunos de los primates que son relativamente fáciles de ver. Las islas de manglares de Bocas del Toro son famosas por su gran variedad de pequeñas ranas venenosas, cada una con sus propios colores y motivos espectaculares.

No había pensado mucho en la comida panameña antes de viajar allí, pero sin duda me impresionó la calidad de los restaurantes. Con las costas del Pacífico y el Caribe nunca muy lejos, abundan los platos de marisco fresco. Usan ingredientes de origen local para elaborar deliciosas creaciones; ¡el carpacho de atún sobre una oblea de yuca tostada fue uno de mis favoritos!

Las islas tropicales salpican los casi 3.000 km de costa de Panamá, y las islas de San Blas cuentan con las aguas más cristalinas y las playas más hermosas. La gran mayoría de las casi 400 islas que componen el archipiélago están deshabitadas, y no hay mejor manera de explorar esta zona virgen que pasar unos días recorriendo las islas en un lujoso catamarán.

Aunque hoy en día los rascacielos dominan el horizonte de la capital, esta ciudad de 500 años de antigüedad tiene una historia rica, aunque turbulenta. El primer asentamiento colonial de Panamá Viejo fue saqueado por el pirata Henry Morgan a mediados del siglo XVII y, posteriormente, se construyó la ciudad fuertemente fortificada, conocida como Casco Viejo, que aún se mantiene en pie. Aunque no abarca una gran superficie, los edificios coloniales, las calles empedradas y la abundancia de restaurantes y bares en las azoteas la convierten en el mejor lugar para alojarse.

El aeropuerto internacional de la ciudad de Panamá es un importante centro de conexiones para la región, lo que facilita combinar Panamá con destinos cercanos como Colombia, Costa Rica y Nicaragua, por mencionar algunos. Aunque Panamá no fue lo que esperaba, después de haber estado allí, no dudaría en recomendar visitarlo.